A todas y todos los investigadores de CIBERESP:
El pasado día 13 de diciembre he cesado como Director Científico de CIBERESP, una vez cumplidos con creces todos los plazos de permanencia en ese nombramiento según los estatutos. Quiero expresar en primer lugar mi agradecimiento al Dr. José Jerónimo Navas, Director General del ISCIII, que me nombró en 2010, y a sus sucesores, los Dres. Joaquín Arenas, Toni Andreu y Jesús Fernández Crespo; y también a la Dra. Margarita Blázquez, Subdirectora del ISCIII y nuestra jefa directa, con la que la comunicación siempre ha sido fluida y cariñosa. En segundo lugar a la Dra. Ángela Domínguez, que ha sido durante este periodo la Subdirectora, por su colaboración sin fisuras, aunque nunca antes tuvimos la oportunidad de trabajar juntos. En tercero, a los distintos miembros del Comité de Dirección (CD), con los que he compartido todas las decisiones que han permitido la continuidad de CIBERESP y que no existan dudas hoy sobre su permanencia, por orden alfabético: Jordi Alonso, Jordi Casabona, Joan Caylá, Antonio Daponte, Mireia Espallargues, Fernando García Benavides, Pere Godoy, Manel Nebot (†), Beatriz Pérez, José Ignacio Pijoan, Marina Pollán, Fernando Rodríguez Artalejo, Adonina Tardón y Javier Zamora. Y en último lugar, aunque debiera ser lo primero, a todos vosotros, porque no estaríamos donde nos encontramos sin vuestra colaboración.
No ignoráis que nos tocó una etapa muy difícil desde 2010. La crisis se manifestó y la reducción presupuestaria (un 34% en dos años) obligó a una toma de decisiones que levantó algunas polémicas serias. Me consumió mucho tiempo durante los dos primeros años, en el que organicé la estructura actual de CIBERESP; me ayudó Tomás Montalbán, nuestro primer gerente en este periodo, que me enseñó mucho sobre contabilidad, de la que sabía muy poco. Mi objetivo, compartido por el CD, fue preservar la asignación de grupos y que no se perdieran puestos de trabajo, pero no tuvieron continuidad por falta de presupuesto acciones estratégicas de colaboración. Se suplió con criterios de evaluación en los que claramente se primaba la investigación colaborativa. Todo se hizo siguiendo las directrices de las evaluaciones recibidas por la CTER (Comisión Técnica de Evaluación de Redes) y la Unidad de Calidad del ISCIII. Recordad, se nos evalúa en todo momento, y si nos hemos mantenido es por los registros de nuestra actividad continuada. Hay que justificar el dinero que se nos da.
No es nada fácil lidiar con compañeros, muchos de ellos muy relevantes en el plano internacional, y que han manifestado criterios diferentes a la dirección. En mi descargo he de decir que el puesto que dejo obliga a tener un mapa de toda la investigación, que sea equilibrado, porque cada cual considera que lo suyo es lo más importante. He intentado ser un salubrista con una visión amplia de todo lo que realiza CIBERESP, porque hay que mantener lo productivo, a la par que favorecer las nuevas iniciativas de colaboración, sobre todo de los que no están consolidados y parecen que son prometedoras.
No quiero decir que estemos en una situación excelente. Hay bastantes aspectos en los que mejorar. Se debe hacer una reestructuración de los programas, que será pequeña, y hay que fomentar el liderazgo de CIBERESP en proyectos internacionales, como CIBERESP expresamente, y no a través de las instituciones consorciadas en exclusiva; no es fácil, lo sé, pero nos lo piden. Estamos estabilizados en los últimos tres años en investigación colaborativa, alrededor del 40%. Hay espacio para mejorar. Sé que la legislación actual bloquea la renovación de las plantillas de investigadores y eso limita la entrada de sangre nueva (un problema para todas las instituciones). No olvidéis gastar vuestra asignación anual, los remanentes me han costado no pocos problemas y afeamientos públicos (CIBERESP no es una caja de ahorros).
Quiero pediros vuestra máxima colaboración para mi sustituta, la Dra. Pollán, del Centro Nacional de Epidemiología. Tiene una muy relevante trayectoria investigadora, con liderazgo en proyectos nacionales e internacionales multicéntricos. Creo que posee la capacidad de escuchar y consensuar, aparte de compartir esa visión global de la salud pública, necesaria para aunar intereses diversos. Ella sabe que pongo a su entera disposición la experiencia que he acumulado durante estos casi ocho años.
Lo pasé muy mal al principio, pero al final me he divertido, sí, porque he aprendido mucho de todos vosotros. Gracias de todo corazón por vuestra enseñanza y por compartir muchas inquietudes.
Mi más cálido abrazo a todas y todos. Sigo en activo, pero ya como un enanito más.
Aprovecho esta carta para desearos una feliz Navidad y un productivo 2018.